El jardín infantil se plantea como una estructura visible y un edificio emblemático, representativo y símbolo del barrio. Se busca una nueva centralidad urbana para que la comunidad pueda acceder a espacios de alimentación, auditorio, patios de reuniones, etc., sin que esto perturbe el funcionamiento del jardín; para este objetivo el proyecto plantea accesos desde la calle al patio exterior y de este hacia los espacios que se han definido de uso público.
Se uso una forma ovalada a manera de elemento primario en el sector, que por su forma misma se diferencia del contexto que lo rodea, un contexto con un gran contraste entre viviendas de interés social del estado y viviendas autoconstruidas, convirtiéndose así en un aglutinador de la comunidad.
El edificio tiene un óvalo exterior y otro interior que divide el espacio de acceso al público y la parte interior, como un nido que protege a los niños. Los tres cubos se entrelazan para generar patios internos y recorridos que funcionan como espacios de reunión, recreación y deporte. El cerramiento es permeable y permite la relación interior-exterior con la ciudad.