El espacio educativo en sí mismo, es un mecanismo de aprendizaje y la totalidad de la propuesta espacial tiene una función pedagógica, una arquitectura más al servicio de la educación que como mera construcción formal y funcional que alberga un uso educativo. Planteamos la construcción de un proyecto que en sí mismo sirva COMO DISPOSITIVO DE EXPRESION PARA LAS ARTES Y LA VIDA COMUNITARIA dentro de las condiciones de confort lumínico, acústico y térmico.
Bajo esta premisa, definimos dos estrategias para desarrollar el espacio educativo propuesto; La primera, que intervine el espacio de enseñanza de forma directa (aulas como lugar de aprendizaje), busca generar la mayor flexibilidad en los espacios del programa y de esta manera permitir que se ajusten a las nuevas exigencias académicas en el tiempo, adaptándose a las más diversas situaciones funcionales o de expresión. La segunda, busca propiciar la mayor cantidad de espacios vacíos para la presentación de las expresiones artísticas de manera espontánea, es en el espacio vacío en donde se construye la vida comunitaria.